A la caza del momento.

Lo que no se guarda, se pierde.

Desde que mi padre se pillara una MiniDV, no podía dejar de pensar qué podía ser memorable e incluso qué forma era más visual y adecuada en el momento de grabarlo. Entonces tenía 8 años, pero hasta que las máquinas de tiempo no se inventen, los fotógrafos siempre tenemos esa sensación (y responsabilidad) de capturar el tiempo. Y con solo un móvil, es suficiente para generar y preservar la memoria de todo aquello que el tiempo olvida.

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